miércoles, 9 de mayo de 2012

CODICIA


Cavando, para montar un cerco que separara mi terreno de el de mi vecino,
me encontré enterrado en mi jardín, un viejo cofre lleno de monedas de oro.
A mi no me intereso por la riqueza, me intereso por lo extraño del hallazgo,
nunca he sido ambicioso y no me importan demasiado los bienes materiales,
pero igual desenterré el cofre.
Saqué las monedas y las lustre. Estaban tan sucias las pobres...
Mientras las apilaba sobre mi mesa prolijamente, las fui contando...
Constituían en si mismas una verdadera fortuna. Solo por pasar el tiempo,
empecé a imaginar todas las cosas que se podrían comprar con ellas.
Pensaba en lo loco que se pondría un codicioso que se topara con semejante
tesoro. Por suerte, por suerte...no era mi caso...
Hoy vino un señor a reclamar las monedas, era mi vecino. Pretendía sostener
en un miserable que las monedas las había enterrado su abuelo, y que por lo
tanto le pertenecían a el.
Me dio tanto fastidio que lo mate...
Si no lo hubiera visto tan desesperado por tenerlas, se las hubiera dado,
porque si hay algo que a mi no me importa son las cosas que se compran con
dinero, eso si, no soporto la gente codiciosa...
Jorge Bucay

3 comentarios:

  1. calla anda que todo esto es copiado de google kjkasjkasjkasjkas

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  2. la verdad que las entradas son un poco largas y no me las he leido mucho, pero el diseño me gusta mucho oscarr

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  3. Pues la verdad que el título le va como anillo al dedo! Muy buena reflexión :)

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